A pesar de su estética futurista y de su clara vocación vanguardista FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001) es una historia convencional que cuenta con una puesta en escena correcta y con la actuación de actores virtuales, aspecto este último que define la vocación vanguardista de los realizadores japoneses Hironobu Sakaguchi 坂口博信 y Motonori Sakakibara.

Resulta curioso que un trabajo futurista como este que se remonta a un cercano año de 2065 destaque en el apartado innovador por sus actores y sus decorados virtuales. Por lo que hace a la música la elección de Elliot Goldenthal era una apuesta clara por el clasicismo que era completado por la inclusión de la canción de Lara Fabian The Dream Within, una balada convencional típica del periodo post titánico.

Pero hablemos del FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001) de Elliot Goldenthal, que sin tratarse de una obra maestra ni una obra referencial sí que se trata de una partitura que fue considerada simplemente como una de las más interesantes del año. A parte de la fuerte dosis wagneriana, straussiana y herrmanniana FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001) destaca por la omnipresencia de la percusión como elemento narrador junto a las notas para violín. Goldenthal, en su periplo por el sueño de Aki, no escatimó en su interés por trasladar la concepción orquestal a la ciencia ficción; algo que tampoco es propio de él, en la mismísima Odisea en el Espacio primó ante todo la música clásica por encima incluso de la partitura compuesta ex professo por Alex North.

Esta no es la primera ocasión que Elliot Goldenthal componía la partitura para un film futurista, anteriormente se había adentrado en la ciencia ficción siguiendo los pasos de Jerry Goldsmith y James Horner en la tercera entrega de la saga Alien —ALIEN 3 (1992)— y en 1995 firmaba la partitura para la tercera entrega de Batman —BATMAN FOREVER (1995)—. De estas tres experiencias, sólo FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001) ha conseguido un reconocimiento casi unánime y esto que al igual que el film la partitura presenta convencionalismos muy claros en cuanto a sus aspectos líricos.

Formalmente Goldenthal compone FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001) como una obra muy homogénea enlazada en sus características oberturas mitológicas y construida bajo la narración percusiva y el tema lírico que da pie a la balada de Lara Fabian. Otra característica que destacamos en Goldenthal es su lirismo nostágico y místico, inspirado en la historia de amor entre la científica Aki Ross y el capitán Gray, un amor, por otra parte, truncado por el desarrollo de la película.

En toda la partitura destacaremos dos cortes que de alguna forma rompen con la composición y con el universo conceptual expuesto en FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001), Toccata and Dreamscapes, tema que describe el caos y que se sustenta en notas inconexas, temas confusos y estridencias; sobre todo estridencias que alcanzan en Goldenthal un sello inconfundible. El segundo tema que destacaremos es Dead Rain, tema atípico en la partitura porque significa una rotura con el concepto orquestal, introduciendo en él el sintetizador.

FINAL FANTASY: THE SPIRITS WITHIN (2001) es una partitura muy recomendable, aun siendo clasiscista, para comprobar la evolución compositiva de Elliot Goldenthal como su paso por el mundo del teatro incide en su obra cinematográfica en lo que atañe a la narración y al efectismo romántico que ya hemos mencionado. Hay otras razones por las que uno recomendaría este CD y entre ellas se encuentra su corrección y el hecho de tratarse de una de las obras mejor valoradas por la crítica en el año 2001.

Valoración:

Joan Martínez [2002-08-07]